Titanic

Al quinto día de su viaje inaugural el RMS Titanic (Royal Mail Steamship, Buque Correo Real), etiquetado como inundible, pasaba a la historia. En su viaje hacia Nueva York, el 14 de abril de 1912 chocaba contra un iceberg, fracturándose cinco de los dieciséis compartimientos herméticos, distribuidos en nueve cubiertas, con que había sido construido. Su bautizo lo realizaron las aguas gélidas. El Olympic y el Titanic anunciaban la era de los súper-trasatlánticos.

Fue el segundo de tres buques hermanos: el RMS Olympic, botado en 1910, y que entró en servicio en 1911, el RMS Titanic, botado en 1911 y que entró en servicio en 1912 y el HMHS Britannic -que originalmente sería el RMS Gigantic-, botado en 1914 y que entró en servicio en 1915 siendo destinado como buque hospital dado el comienzo de la 1a Guerra Mundial.

Titanic y Olympic (The New York Times):


Propiedad de la White Star Line y construidos en los astilleros de Belfats, Irlanda del norte, por la Harland and Wolff, para competir con los trasatlánticos de la Cunard Line: el RMS Mauritania y el RMS Lusitania. En su época fueron, el Titanic al lado del Olympic, los barcos de pasajeros más grandes y lujosos del mundo, y célebres por los avances técnicos que incorporaban.

Triste celebridad la de dos de estos tres buques hermanos: el Britannic se hundió, de forma muy similar al Titanic, pero sin quebrarse su casco, en 1916, tras ser torpedeado por el submarino alemán U-73 chocó con una mina en la Isla Griega de Kea y se hundió en aguas de tan solo 200 metros de profundidad (la nave medía 275 metros de largo).

Contrario a sus hermanos, el Olympic, que en su momento, orgullosamente ostentó el título del barco más grande del mundo, aunque no tan lujoso como su hermano Titanic, prestó sus servicios hasta 1935. Su primer capitán fue Edward John Smith de 1911 a 1912 quien le dejó para tomar su último mando en el flamante Titanic. En septiembre de 1911 fue golpeado accidentalmente por el buque de guerra HMS Hawke, que se le acercó demasiado atraído por la turbulencia que generaba. Ya en los astilleros, una fotografía tomada por Harland and Wolff muestra el daño en el casco, donde se pueden apreciar los agujeros vacíos en donde iban los remaches, lo que sugiere que el Olympic fue construido con remaches que no cumplían las normas de calidad necesarias.



Cada una de las tres naves hermanas requirió para su construcción de alrededor de 3,000,000 de remaches que funcionaban como pegamento para mantener todo unido. Investigaciones recientes muestran que la Harland and Wolff, durante la construcción de los buques, se encontraron preocupados por encontrar suficientes proveedores de remaches y suficientes trabajadores capacitados para instalarlos. El buque contaba con doble casco en el fondo, no así en los costados. Sin embargo el diseño contaba con mantener el barco a flote aún cuando se inundaran cuatro de los dieciséis compartimientos herméticos.

Titanic, plano / corte transversal (The New York Times):


Mientras que algunos buques de la época fueron construidos enteramente con remaches de acero. Muestras de remaches recuperados del Titanic muestran que éste fue construido con una mezcla de remaches de acero y de hierro. En particular, en donde el casco golpeó el iceberg, remaches de hierro, débiles, fueron utilizados en su construcción. Jennifer Cooper McCarty, investigadora, lo resumió: "Durante la construcción del Titanic, el Directorio se encontraba en crisis. Era un estrés constante. Cada reunión era así `Hay un problema con los remaches y necesitamos contratar más gente'." Añádasele al problema que comprando los remaches para el Titanic, la Harland and Wolff ordenó barras No. 3 -conocidas como "las mejores"-, y no No. 4 -conocidas como "lo mejor de lo mejor"

Muchos de los remaches utilizados en la construcción del Titanic no eran de la calidad requerida. Lo barato casi siempre resulta salir caro.

Víctor Hugo

Víctor Hugo (1802-1885), poeta, escritor, dramaturgo, nacido en Besanzón, Francia.

Creador, entre muchas otras, de: Nuestra Señora de París y Los Miserables. Esta última obra permancece vigente en nuestros días. Llevada a la pantalla grande en 1998 con la participación magistral de Liam Neeson (Jean Valjean), Geoffrey Rush (Inspector Javert), y con una mínima participación de Uma Thurman (Fantine). Una de esas poquísimas cintas que van de la mano de tú a tú con la historia misma plasmada por Víctor Hugo. En cuanto a Nuestra Señora de París ¿quién es ajeno a Quasimodo, el jorobado de Nuestra Señora?

Nuestra Señora de París, Francia:


Permítanme citar uno de los artículos del lúcido Profesor Alponte:

"La guillotina y el patíbulo tuvieron siempre, en frente, a Víctor Hugo. La barbarie de los procedimientos y los padecimientos derivados de modos de ejecución inasumibles, le condujeron a una permanente guerra con las autoridades y las leyes que ratificaban y presidían. Sus hijos continuaron la tarea del padre y cuando uno de ellos fue sentenciado por su protesta contra las ejecuciones. Fue condenado a ir a la cárcel. El padre solicitó autorización para defender a su hijo y sus palabras todavía conmueven la memoria: “Yo soy el que debía ir preso; yo soy la voz que lleva años pugnando contra leyes que no imponen la justicia, sino la barbarie”. Fue inútil: su hijo fue a la prisión.

Sufrió Hugo, políticamente, por ello. Se opuso, en 1851, al golpe de Estado que convirtió al presidente Luis Napoleón Bonaparte en Napoleón III. Tuvo que huir de Francia y no regresó hasta 1870, es decir, hasta después de la batalla de Sedán. Ante esa derrota, Napoleón III abdicó y Víctor Hugo regresó a París.



El 20 de junio de 1867 escribía así: “Hoy pido la vida de Maximiliano a Benito Juárez”. Explicaba: “El usurpador, le dice, será salvado y liberado por el Libertador. Hace ocho años, el 2 de diciembre de 1859, tomé la palabra, en nombre de la democracia y solicité de EU la vida de John Brown. No la obtuve. Hoy demando a México la vida de Maximiliano. ¿La obtendré? Sí. Y puede ser que, para estas horas, sea ya un hecho. Maximiliano deberá la vida a Juárez. ¿Y el castigo se me dirá? El castigo hele aquí: Maximiliano vivirá por la gracia de la República”.



El 19 de junio de 1867, un día antes del texto firmado por Víctor Hugo, Maximiliano de Habsburgo murió fusilado en Querétaro. El día antes de su muerte Maximiliano escribió una carta a Benito Juárez (que nunca he visto publicada) a la cual puso la fecha del 19: el día de su final. Decía: “A punto de sufrir la muerte por haber ensayado, con nuevas instituciones, poner fin a la guerra sangrienta que desde hace años desolaba este desgraciado país, yo daré mi vida con alegría si este sacrificio puede contribuir a la paz y la prosperidad de mi nueva patria. Profundamente convencido de que nada durable puede ser fundado sobre un terreno regado de sangre, sacudido por las más violentas agitaciones, os conjuro —dice a Juárez— de la manera más solemne, con la sinceridad que comporta el momento al que he llegado, que mi sangre sea la última derramada. Consagraros a proseguir el noble objetivo que os habéis propuesto con perseverancia y a la causa que usted ha defendido y que acabáis de hacer triunfar, perseverancia que yo he reconocido incluso en la prosperidad. Reconciliar los partidos y haced, con unos principios sólidos, una paz durable para este país…”."

Las palabras muy pocas veces son tomadas como formas contundentes de nuestra memoria, debemos repetirlas y repetirlas para no olvidarlas.